lunes, 12 de septiembre de 2016

En un restaurante

Entramos con mis hijos a un restaurante.
Al traernos la cuenta, el mesero le arma tremendo escándalo a mi esposa:
Señora, por favor, ¡devuelva el tenedor que se guardó en el bolso!
Mi señora –indignadísima– vocifera:
¡Atrevido! ¡Respete! Yo soy una distinguida mujer.
Además, no tengo necesidad de una cosa de ésas. 
¡Esto es una infamia! en nuestra casa tenemos cubiertos finísimos y muy elegantes. 
¿Cierto, mijo? –se dirigió a mi hijo menor. 
Y éste respondió:
¡Sí, maaaami! Y… ¡de meeejoles leeestaulantes!

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