domingo, 18 de mayo de 2008

El viejo y la ranita


Iba un viejito por el bosque cuando escuchó a sus pies una débil voz. Se agachó y descubrió que quien le hablaba era una ranita:

- Soy una princesa hermosa, erótica y sensual, diestra en todos los placeres de la carne y el amor. La reina mala, envidiosa de mis encantos, me convirtió en rana, pero sí me das un beso, volveré a ser quien era y te daré todos los goces y deleites que mi voluptuoso temperamento y mi ardiente concupiscencia pueden producir.

El viejito levanta la rana y se la echa en el bolsillo. Asoma la cabeza la ranita y le pregunta muy desconcertada:

- ¿Qué? ¿No me vas a besar?

- ¡No! -Respondió el viejecito. - A mi edad es más divertido tener una rana que habla, que una maniática sexual .

No hay comentarios: