-Estaba una familia de catalanes reunida ante el féretro del padre, recién fallecido.
El hijo menor dice:
Ahora tendremos que hacer realidad la última voluntad de papá: ser enterrado con un millón de pesetas en el ataúd.
El hijo mediano añade:
Sí, bueno... pero en realidad sólo pondremos 750.000 pesetas, porque hay que descontar el 25% de IRPF.
El hijo mayor apostilla:
También tendremos que deducir el 16% de IVA......
La viuda tercia en la conversación de forma resolutiva.
¡Basta ya! Vuestro padre no merece estos regateos.
Se le enterrará con la tarjeta de crédito.... y que él gaste cuanto quiera.
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Un catalán está muriéndose de viejo en la cama. Ya agonizando llama a su hijo y, sacando un reloj de oro y brillantes de debajo de la almohada, le dice: Este reloj lo compró tu tatarabuelo. De él, pasó al bisabuelo. De él, al abuelo. De él, a mi padre y de mi padre a mí. ¿Te gusta el reloj?
Bueno, padre. No es el momento, pero sí, me gusta.
¡Te lo vendo!
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Un catalán en su lecho de muerte susurra:
Montse, Montserrat...¿dónde estás, esposa querida?
Aquí estoy, esposo mío... a tu lado.
Y mi hijo Josep... ¿dónde está?
Aquí estoy, padre... a su lado.
Y mi hija Mercè... ¿dónde está?
Aquí estoy, padre... a su lado.
Y mi hijo Jaume... ¿dónde está?
Aquí estoy, padre... a su lado.
Y entonces...¿Qué coño hace la luz de la cocina encendida?
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